Ahora vamos a poner en la mira a una plata originaria de África que desde la antigüedad está prestando servicios al hombre (hasta se han encontrado sus semillas en de las tumbas egipcias, por lo que los faraones la deben haber conocido muy bien): el ricino, ricinus communis, palma de Cristo, higuera del diablo o higuera infernal.
De las semillas de esta planta que se conoce con
tantos nombres diferentes se extrae un aceite muy emoliente, que en el caso
que nos interesa sirve para ablandar y exterminar las pápulas perladas.
El aceite de ricino o vulgarmente llamado aceite castor (una pésima
traducción de castor oil, en inglés), exhibe numerosas propiedades, más allá
de las más conocidas como purgante, depurativo o para limpieza de colon.
Posee en su composición ácidos grasos insaturados: ricinoleico, esteárico,
linoleico y dihidroxiesteárico. Resulta antimicrobiano, antiinflamatorio y
antioxidante (por sus vitaminas, minerales y proteínas). Estimula la
producción de colágeno y elastina, por lo que se lo suele utilizar en eccemas y
dermatitis.
¿Cómo se debe aplicar el aceite de ricino para combatir las pápulas perladas?
Como primera medida tenemos que proveernos de un aceite de ricino de
buena calidad, cuidando que no esté rancio porque puede resultar tóxico.
Aunque cuando está rancio se nota por el olor, hay que constatar la fecha de
envasado y vencimiento en el propio envase del producto.
También es bueno
saber que el aceite de ricino se ha conservado al amparo del calor y de la luz
solar.
Para su aplicación necesitaremos hisopos, un trozo pequeño de algodón o una
gasa. Una vez que se ha lavado la zona afectada con un jabón neutro y secado
cuidadosamente sin dejar rastros de humedad, se procede a embeber el
hisopo, el algodón o la gasa con unas gotas de aceite de ricino puro. Para
mayor comodidad es preferible tener el aceite en un frasco con gotero.
Luego
se aplica sobre las pápulas perladas con pequeños toquecitos y sin restregar,
cuidando que quede la zona afectada bien cubierta. Conviene esperar un poco
tras la aplicación para cubrirse con ropas, para asegurarse que el aceite ha
penetrado lo suficiente, aunque se dice que tiene un gran poder de
penetración cutánea.
La aplicación de aceite de ricino debe hacerse de tres a cuatro veces al día,
en forma sistemática y hasta que las pápulas perladas desaparezcan por
completo. No existen contraindicaciones para que se aplique más de cuatro
veces diarias. Tras una semana de aplicación sin discontinuar ya se pueden
observar buenos resultados. Dependiendo de cada piel, se pueden llegar a
necesitar tres semanas de tratamiento o un poco más.
Las propiedades emolientes del aceite de ricino. pápulas perladas
Las propiedades emolientes del aceite de ricino. pápulas perladas
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